Decálogo del buen divorcio
La infancia y la familia es para toda la vida
- La ruptura de pareja nunca debe implicar la destrucción de la familia, la familia persiste tras la separación.
- El interés superior de los hijos y su bienestar debe prevalecer siempre frente a cualquier interés particular de sus progenitores.
- Se separan los padres, no los hijos, por eso los hijos deben poder relacionarse normalmente con ambos progenitores, así como con el resto de sus familiares.
- Los progenitores, aunque ya no sean pareja, siguen siendo padres. Por lo que deben aceptarse y respetarse como tales y buscar juntos las mejores soluciones en interés de los hijos.
- Los progenitores han de velar en no interferir en las opiniones de sus hijos frente al otro progenitor, fomentando un desarrollo emocional pleno y evitando las dependencias afectivas insanas.
- Ante un conflicto buscar la ayuda de profesionales especializados para encontrar la mejor respuesta a la situación, ya que el conflicto entre los padres perjudica el desarrollo de los hijos y su salud psicológica.
- Los hijos tienen derecho a ser escuchados, pero no obligados a tomar partido o a eligir.
- La opinión de los menores debe estar construida conforme a su edad y experiencia, libre de presiones y manipulaciones de sus progenitores (así como de las personas allegadas).
- Los familiares y personas cercanas deben colaborar para favorecer el buen clima en la relación de los hijos con ambos progenitores.
- Los tribunales, cuando un menor rechace a cualquiera de sus progenitores, deberán valorar si eso se debe a una causa justificada o a una interferencia parental.